Hay días en los que sientes un peso sobre los hombros, algo que no puedes nombrar pero que tampoco puedes quitarte de encima. Y entonces encuentras consuelo en un bocado de chocolate o en el calor de una sopa picante. Puede que no sepas por qué, pero la comida te tranquiliza, los sabores llegan a algo más profundo. No es una coincidencia. Es el poder silencioso del sabor que influye en el estado de ánimo.
En los últimos años, chefs y científicos han empezado a explorar esta conexión. Han empezado a preguntarse: ¿pueden los alimentos que comemos, concretamente los sabores que probamos, afectar a cómo nos sentimos? La respuesta es afirmativa. Los menús basados en el estado de ánimo -un concepto culinario basado en la idea de que ciertos sabores pueden alterar nuestro estado emocional- se están convirtiendo poco a poco en una realidad. Pero, ¿cómo funciona? ¿Por qué los sabores dulces, ácidos y picantes hacen algo más que estremecer nuestras papilas gustativas? La respuesta está en la intrincada relación entre el sabor y el cerebro.
Comer no es un simple acto de nutrición. Cuando probamos algo, es una experiencia sensorial que puede influir en las emociones a través de reacciones bioquímicas en el cerebro. Nuestras papilas gustativas envían señales al cerebro, activando la liberación de sustancias químicas como la dopamina, la serotonina y las endorfinas, conocidas como las hormonas del «bienestar». Estos neurotransmisores están profundamente relacionados con nuestras emociones y nuestro bienestar mental.
La cosa no acaba ahí. Los aromas de los alimentos pueden despertar viejos recuerdos, un fenómeno llamado nostalgia del sabor. Piense en cómo el olor del pan horneado puede recordarle su hogar o cómo el aroma de los cítricos puede transportarle a días soleados y despreocupados. Los sentidos del gusto y el olfato, entrelazados con la memoria, hacen de la comida una poderosa fuerza para cambiar o reforzar el estado de ánimo.
Empecemos por algo sencillo: algo dulce. El dulce se asocia desde hace mucho tiempo con el placer. No es casualidad que los dulces formen parte de las celebraciones, desde las tartas de cumpleaños hasta los postres de boda. Pero, ¿por qué nos apetecen los dulces cuando estamos de bajón?
Los alimentos dulces provocan una liberación de dopamina, la sustancia química de nuestro cerebro responsable de las sensaciones de placer y recompensa. Por eso un trozo de tarta o una cucharada de helado pueden levantarte el ánimo momentáneamente. Pero hay más. Algunos estudios sugieren que los sabores dulces están relacionados con comportamientos prosociales como la generosidad y la empatía. La próxima vez que cojas una galleta, ten en cuenta que no sólo estás saciando tu apetito por lo dulce, sino que tu cerebro está deseando un poco más de alegría.
Aunque el azúcar puede levantar el ánimo rápidamente, sus beneficios son efímeros. Demasiado azúcar puede provocar bajones en el estado de ánimo, por eso es importante consumirlo de forma equilibrada. Piensa en la dulzura como una herramienta para breves ráfagas de alegría en lugar de una solución a largo plazo.
Ahora piense en un cítrico. Ese sabor brillante y ácido te golpea como una llamada de atención. Los cítricos tienen el poder de vigorizar y dar energía, como un chorro de agua fría en una cara somnolienta. Los estudios demuestran que los sabores cítricos, como el limón y la naranja, estimulan tanto la mente como el cuerpo, mejorando el estado de alerta y la concentración. No es de extrañar que el agua de limón sea una opción popular por las mañanas.
Del mismo modo, los alimentos picantes, como la guindilla, están relacionados con el aumento de los niveles de energía. Cuando comemos algo picante, nuestro cuerpo reacciona liberando endorfinas, nuestros analgésicos naturales. Esta reacción crea una sensación de excitación y, para algunos, de placer. El picante es un estimulante natural. Te despiertan, tanto física como emocionalmente, provocando la respuesta de lucha o huida del cuerpo de una forma suave y agradable.
En el otro extremo del espectro, la calidez en la comida no siempre tiene por qué significar calor. Piense en la suave calidez de la canela, la nuez moscada o el clavo. Estas especias son conocidas por sus efectos calmantes y tranquilizantes. Se han utilizado durante siglos en bebidas y postres de invierno, desde el vino caliente hasta las tartas de calabaza, para aportar una sensación de confort y tranquilidad durante los meses más fríos y oscuros.
Los estudios científicos lo respaldan, demostrando que estas especias calientes pueden ayudar a reducir los niveles de estrés y favorecer la relajación. Se ha descubierto, por ejemplo, que la canela regula el azúcar en sangre, ayudando a estabilizar los cambios de humor, mientras que las propiedades calmantes de la nuez moscada se han relacionado con el alivio de la ansiedad y la tensión. La calidez de estas especias va más allá del sabor: te envuelven como una manta, calmando el cuerpo y la mente.
En el mundo de los sabores, las hierbas ocupan un lugar especial. La manzanilla, la lavanda y la menta son algunas de las hierbas conocidas por sus propiedades calmantes. Llevan siglos utilizándose en infusiones y tinturas para calmar la mente y preparar el cuerpo para el sueño. Los compuestos de estas hierbas actúan directamente sobre el sistema nervioso, reduciendo la ansiedad y favoreciendo la relajación.
Se ha demostrado, por ejemplo, que la lavanda reduce los niveles de cortisol, la hormona asociada al estrés. La manzanilla, muy utilizada como somnífero, puede ayudar a aliviar la tensión e inducir la relajación. A medida que el mundo se vuelve más acelerado y estresante, el poder tranquilizador de estas hierbas se busca cada vez más como remedio natural para la inquietud mental.
No sólo lo que comemos afecta a cómo nos sentimos. Cómo nos sentimos puede cambiar la forma en que experimentamos el gusto. El estrés, por ejemplo, puede hacer que los alimentos sepan más amargos, mientras que la depresión se ha relacionado con una menor sensibilidad gustativa. En cierto modo, nuestro estado de ánimo y nuestro gusto están atrapados en una calle de doble sentido, en la que cada uno influye en el otro. Por eso, en situaciones de estrés emocional, los alimentos reconfortantes, como los dulces y los carbohidratos, parecen más apetecibles. El hambre emocional nos impulsa a buscar sabores que nos levanten momentáneamente del mal humor.
La creciente conciencia de esta conexión entre sabor y estado de ánimo ha llevado a la creación de menús basados en el estado de ánimo. Los restaurantes y las empresas alimentarias están empezando a experimentar con platos que no sólo son sabrosos, sino que están diseñados para influir en cómo te sientes. Imagínese un menú en el que cada plato se elabora para calmar, energizar o levantar el ánimo en función de los sabores que incluye. No se trata sólo de comidas, sino de experiencias que guían tus emociones a través del gusto.
Incorporar la IA a las experiencias gastronómicas no es algo futurista, ya está ocurriendo. Por ejemplo, Pizza Hut India acaba de introducir un detector de estados de ánimo basado en IA que analiza las expresiones faciales de los clientes para recomendarles pizzas en función de sus emociones. Si te encuentras indeciso entre ingredientes como aceitunas y pepperonis, esta nueva tecnología puede ayudarte. Al leer las señales faciales, como sonrisas y ceños fruncidos, la IA sugiere pizzas adaptadas a tu estado de ánimo.
Apenas estamos arañando la superficie de cómo podemos utilizar los sabores para mejorar la salud mental. Al comprender el impacto emocional de los alimentos que comemos, podemos tomar mejores decisiones, no solo para nuestro cuerpo, sino también para nuestra mente.
La comida tiene el poder de curar, no sólo físicamente, sino también emocionalmente. La próxima vez que te sientes a comer, piensa no sólo en su valor nutritivo, sino también en el estado de ánimo que te produce. ¿Elegirás la dulzura de la alegría, el entusiasmo de la energía o la calidez del confort? La decisión es tuya. Lo que comes puede cambiar cómo te sientes.
Si desea más información sobre nuestras soluciones aromatizantes, póngase en contacto con nosotros en americas@aromatechus.com.